El diagnóstico por ecografía es una parte integral en el seguimiento del manejo de los trastornos ginecológicos y obstétricos.

En obstetricia, la ecografía desempeña un papel importante en embarazos de alto y bajo riesgo al permitir la valoración del crecimiento fetal, la anatomía fetal y la descripción de anomalías anatómicas y/o sanguíneas.  Permite un mejor y más rápido diagnóstico detectando oportunamente diferentes patologías para un manejo óptimo, predecir el riesgo de presentar hipoxia fetal entre otras complicaciones,   y mejorando así, el pronóstico fetal. En ginecología nos permite detectar patologías a tiempo para un manejo prudente y oportuno de la paciente fuera del embarazo.

El uso de la técnica Doppler pulsado y a color permite evaluar el flujo sanguíneo útero placentario y propio del feto; y en ginecología nos ayuda a valorar la malignidad tumoral y la vascularización en el endometrio, miometrio y  de los ovarios.

Igualmente, gracias a este tipo de ecografías en obstetricia podemos realizar  diagnósticos más precisos de las malformaciones neurofisiológicas fetales, permitiendo la visualización de los movimientos fetales, de las expresiones faciales, de las manos y de los pies que son indicadores de la normalidad neurofisiológica del feto.

Todo esto es posible observarlo durante la gestación y de la misma forma, visualizar diferentes expresiones fetales, como el bostezo, la sonrisa, o el parpadeo que son indicios del buen desarrollo fetal. Así mismo, se realizan procedimientos invasivos ambulatoriamente para diagnóstico y manejo de patologías fetales in útero, previniendo daños en órganos vitales y permitiendo mejorar los pronósticos de vida, tales como Biopsia de Vellosidades Coriales, Amniocentesis, Cordocentesis, Transfusiones in-útero, o procedimientos de alto nivel in útero como, ablación de vasos comunicantes en embarazos gemelares con transfusiones feto-fetales y liberación de bridas amnióticas, entre otros.